Llevo más de 20 años impartiendo cursos por España y el extranjero. Para mi los cursos siempre han sido una gran experiencia. Me gusta vivirlos desde la intensidad del trabajo y la cercanía. Todavía algunos me recuerdan las 4 o 5 horas que dormíamos en los 3 días en los cursos de nocturnas en Cabo de Gata o los miles de kilómetros que hemos recorrido para hacer fotos. En uno de los últimos cursos hablaba de ello con los asistentes. Estuvimos contando las locuras que hacíamos por una foto, como pasábamos frio, nos mojábamos, no dormíamos o nos alejábamos de nuestras familias por el simple hecho de capturar un momento con nuestras camaras.

Para muchos de los que vienen a mis cursos ese porque retórico queda en el aire y aunque algunos aún no tienen respuesta y tal vez es bueno que aún no la tengan, hoy descubro en el blog de Lunáticos por la hiperfocal, que aquellas reflexiones les persiguieron en la organización de su proyecto “Ilumina el Olvido”

Para un fotógrafo resulta de gran utilidad descubrir el porqué profundo de su motivación y esfuerzo, ahorra muchos pasos y permite orientarse, cuando antes mejor, en los gustos por la fotografía y los temas que abordamos. A veces vale la pena pararse a pensar sobre la fotografía, permite elegir bien nuestro camino.