José B.
Ruiz

Una imagen y mil palabras. Nubes de mar.

 

Nubes de mar. Nubes bajas en la isla de la Palma. Fotografía. Digital. 2010.
José B. Ruiz.

Comentario: Desde la Caldera de Taburiente realicé una serie de imágenes con motivo de las masterclasses de Fotonature 2010 a las que acudí como ponente junto a un grupo de fotógrafos, coordinados por Tino Soriano. Cada noche realizábamos algunas imágenes nocturnas de larga exposición con el uso de un telescopio motorizado al que acoplaba mi cámara. En espera de la primera de las sesiones apareció un atardecer prometedor, con el sol iluminando de forma lateral el mar de nubes que cubría el paisaje por debajo de nuestra posición.

La Técnica: Es sencillo elegir una porción del paisaje con volumen y contraste y realizar series de tomas con luz natural. Elegí una focal larga tras realizar tomas abiertas que incluían los observatorios como referencia. El zoom tele, con el uso del convertidor de focal 1,4x, permite aislar más las diversas zonas y lograr varias series similares pero de distintas zonas de nubes. Se utilizó trípode, cable disparador y levantamiento del espejo para prevenir trepidaciones, el primer problema de la caída de calidad con el uso de teleobjetivos. No se utilizó ningún filtro y el contraste se realizó en la edición de la imagen, ajustando los niveles hasta aproximar el del negro puro.

Valor de exposición: Ajuste manual de la exposición ISO 250 – f/8 – 1/200 seg.
Temperatura de color: Ajuste manual a 4.900 kelvin.

Equipo: Cámara Canon Eos 1 DS Mark III. 70-200 mm f/2,8. Convertidor de focal 1,4x. Trípode. Cable disparador.

La Composición: Esta fotografía presenta un notable dinamismo, que se acentuó en la original volteándola. De esta forma las nubes con forma de ola más grandes quedan arriba, a modo de cielo amenazador, y no abajo, como era la imagen original del mar de nubes. El volteo permite invertir los tamaños y crear sorpresa visual, una mayor tensión al haber más peso en la parte superior, además de mantener la similitud con un mar amenazante, que parece caer sobre el espectador. La luz refuerza el momento singular, creando volumen y color, una mayor sensación de profundidad.

Las líneas oblicuas recorren el encuadre conformando particiones y delimitando variaciones tonales. La imagen nos habla también de espacios, áreas delimitadas dentro de formas triangulares que se superponen, creando una gran sensación de relieve y también de confusión, a modo de espacio equivocal. Las espinas de la planta conforman unas marcas a modo de negativo sobre otras hojas permitiendo imaginar la planta cerrada y el proceso de apertura que ha experimentado. El título de la imagen viene sugerido por la textura de piel de las hojas y esa información de que las capas se han abierto para dejar ver otras más interiores.