José B.
Ruiz

Puntos óptimos de anclaje del sujeto

En los conocimientos sobre Composición se han tratado de identificar aquellas zonas del encuadre que aseguran una ubicación con impacto visual. Estos conocimientos son relativamente recientes y se basan en una preferencia sin justificar por una de las proporciones que se utilizan en las Artes visuales.

De los esquemas que existen sobre dónde colocar un sujeto o elemento destacado en el encuadre, quizá el más conocido sea el de los puntos de interés, basados en la proporción Hemiolia, Sesquialter o los tercios. El encuadre se divide en tercios y se generan unos puntos de interés donde se recomendaba ubicar el sujeto. Estos esquemas presuponen una preferencia injustificada por una única proporción, que ni siquiera es la más utilizada en fotografía. Al ubicar el sujeto en estos puntos de interés se detecta compositivamente una gran carga hacia el centro de la imagen y un espacio excesivo vacío de contenido hacia los márgenes, que suele ocasionar la sugerencia, por parte de jueces y evaluadores de la imagen, de un reencuadre, un recorte que permita incrementar el centro de interés de la imagen. Una variación de estos puntos son los llamados puntos de interés dinámico, que marcan exactamente los mismos puntos bajo un diferente esquema, con lo que el resultado gráfico es el mismo.

Esta nueva propuesta (José B. Ruiz, X-2016) se basa en esquemas de máximo impacto visual como son los de equilibrio asimétrico y propone 4 totalmente nuevos puntos del encuadre donde ubicar el sujeto. La propuesta pretende desplazar a la precedente de los puntos de interés, por lograr un mayor impacto visual.

Los puntos óptimos de anclaje del sujeto garantizan el respeto de unas proporciones seguras hacia los márgenes para no generar puntos de salida visual. Son esquemas sencillos y efectivos que proporcionan la posibilidad de completar el encuadre con un esquema diagonal, de equilibrio asimétrico. Permiten que el autor cierre el encuadre, cree una estructura que no permita el reencuadre. Al ser estructuras, permiten su uso repetido y efectivo en cualquier tipo de situación, ofrecen un punto de partida para estructurar un encuadre y poder valorar si existen otras posibilidades de orden espacial.

El sujeto se coloca con su extremo en el punto óptimo, nunca debe sobrepasar el punto hacia el margen más cercano, sino hacia dentro del encuadre. Estos esquemas funcionan especialmente bien con sujetos y formas de pequeño tamaño que quedan ubicadas por completo en el área propuesta. Los puntos óptimos de anclaje del sujeto son zonas fijas pero cuyo entorno puede funcionar también, es decir, son propuestas abiertas a ubicar el sujeto en un punto exacto o en su proximidad.